Gracias a la comunicación fluida que debe haber entre ambos, tú le informarías de dónde, a quién y en qué condiciones se deben hacer los envíos. No tienen más etiquetas que la del cuello y los clientes asumen que son buenas porque el nombre suena bien y porque están rodeadas de cosas que de verdad son de lujo, que hacen de precio ancla y que aumentan la disposición de la gente a comprar», cuenta una clienta especialista en marketing que prefiere permanecer en el anonimato. «Yo caí y me compré dos camisetas: una de Petra Hoffmann y otra de Alexandra Neel.