Fue el comienzo del segundo período de éxito sostenido para el club, y muchos lo atribuyen a la magia de la sala. En la temporada 1997-1998, con Adriano y Ronaldo Nazario en la punta de ataque, el Inter de Milán lucía la camiseta de rayas horizontales negras y grises con toques azul y amarillo, la mítica publicidad Pirelli y el escudo en el medio del pecho y estampado en grande en la parte inferior de la camiseta.